Dentro de la historia de la educación se ha dado lugar a numerosos modelos educativos que han cuajado, o no, en la propia educación. En esta entrada, me dispongo a tratar tres de los modelos educativos más importantes que se conocen: el modelo conductista, el modelo cognitivista y el modelo constructivista.
MODELO CONDUCTISTA
Este modelo, cuyo máximos exponentes son Watson y Skinner, se basa en un enfoque externo de la educación, donde únicamente se realizan mediciones a través de los fenómenos observables. Es decir, fenómenos interiorizados, como puede ser la motivación, no se tienen en cuenta.
Según este modelo, el aprendizaje se produce mediante el proceso estímulo-respuesta, por lo que si no se obtiene un cambio en el comportamiento del alumno, se considera que no ha habido aprendizaje. La inteligencia se hereda y no se puede mejorar. El alumno aprende, básicamente, lo que se le enseña en la escuela, sin dar lugar a propias investigaciones ni opiniones personales.
MODELO COGNITIVISTA
Este modelo es muy diferentes al anterior, ya que se basa en un enfoque más cognitivo de la persona y sostiene que el ser humano es un organismo que realiza una tarea basada en el procesamiento de la información, por lo que el conocimiento y el aprendizaje son bases fundamentales de este modelo. Defiende la interpretación de los datos que se obtienen de la realidad y que son obtenidos de actos de experiencia y procesados con esquemas previamente conocidos, es decir, es un método globalizador.
Dos exponentes de modelo cognitivista son Piaget y Bruner. El alumno es el protagonista de su propio aprendizaje, mientras que el docente actúa como mediador del mismo.
MODELO CONSTRUCTIVISTA
Por último, el modelo constructivista es un paradigma que defiende la importancia del entorno y el ambiente de los alumnos para realizar el proceso de aprendizaje. Gracias a esa interacción entre la mente del alumno con su propio entorno se produce un conocimiento. Como exponentes de este modelo, podemos encontrar a Ausubel y a Vigotsky. Este modelo posee muchas similitudes con el modelo cognitivista, pero dando más importancia a la interacción del alumno con el ambiente que al proceso mental único. Además, se hace bastante hincapié en la capacidad del alumno para ser activo y crítico con la realidad.
MODELO CONDUCTISTA
Este modelo, cuyo máximos exponentes son Watson y Skinner, se basa en un enfoque externo de la educación, donde únicamente se realizan mediciones a través de los fenómenos observables. Es decir, fenómenos interiorizados, como puede ser la motivación, no se tienen en cuenta.
Según este modelo, el aprendizaje se produce mediante el proceso estímulo-respuesta, por lo que si no se obtiene un cambio en el comportamiento del alumno, se considera que no ha habido aprendizaje. La inteligencia se hereda y no se puede mejorar. El alumno aprende, básicamente, lo que se le enseña en la escuela, sin dar lugar a propias investigaciones ni opiniones personales.
MODELO COGNITIVISTA
Este modelo es muy diferentes al anterior, ya que se basa en un enfoque más cognitivo de la persona y sostiene que el ser humano es un organismo que realiza una tarea basada en el procesamiento de la información, por lo que el conocimiento y el aprendizaje son bases fundamentales de este modelo. Defiende la interpretación de los datos que se obtienen de la realidad y que son obtenidos de actos de experiencia y procesados con esquemas previamente conocidos, es decir, es un método globalizador.
Dos exponentes de modelo cognitivista son Piaget y Bruner. El alumno es el protagonista de su propio aprendizaje, mientras que el docente actúa como mediador del mismo.
MODELO CONSTRUCTIVISTA
Por último, el modelo constructivista es un paradigma que defiende la importancia del entorno y el ambiente de los alumnos para realizar el proceso de aprendizaje. Gracias a esa interacción entre la mente del alumno con su propio entorno se produce un conocimiento. Como exponentes de este modelo, podemos encontrar a Ausubel y a Vigotsky. Este modelo posee muchas similitudes con el modelo cognitivista, pero dando más importancia a la interacción del alumno con el ambiente que al proceso mental único. Además, se hace bastante hincapié en la capacidad del alumno para ser activo y crítico con la realidad.
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